Dejaste olvidada una caricia
en la bata que envuelve mi desnudo.
Otra más disfrazada de palabras
que devuelven mi rostro en fragmentos
que no forman un todo.
Dejaste olvidada una caricia,
la encontré sin querer en el tejido
de algodón de mil hilos que nos guardan,
cuando al fin del amor nos cobijamos
con los cuerpos y sin melancolía.
Había otra en el hueco que dejaste
vibrando como música en el aire,
Se acomodó sin prisa en la silueta
que el día de hoy no está leyendo el diario.
Pero ella no lo sabe, está extraviada.
Dejaste olvidada una caricia…
No voy a devolverla,
ahora, es toda mía.
Lilyán de la Vega