Por Lilyán de la Vega
Es de soñadores hacer vino, pero hay que tener los pies bien en la tierra.
Myrna de Liceaga
El vino es, por excelencia, el mejor compañero de la buena comida. Los más célebres hedonistas entrelazan, entre sus placeres, el del inigualable bouquet de ese elixir que ha acompañado al hombre a lo largo de su historia.
Tornazul no es la excepción.
Nuestros productos no pueden tener una mejor comparsa que una copa de buen vino. Quizá por eso, el flechazo entre nuestros Pecados Tornazul y los excelsos vinos de Viña de Liceaga.
Fue instantáneo. Ambos sabían que eran los unos, para los otros.
Viña de Liceaga: su historia
Esta prestigiosa casa vinícola fue fundada por Eduardo Liceaga a principios de los 90s, en la región de los valles, cerca de la ciudad de Ensenada, Baja California. Ubicada en el Valle de San Antonio de las Minas, Viña de Liceaga cuenta con una tierra ideal para la cosecha de varietales.
A 20 años de su fundación, sus extraordinarios vinos y destilados son merecedores de importantes premios a nivel internacional.
Una mujer emprendedora
A la muerte de su esposo, Myrna de Liceaga asumió la dirección de la empresa que había fundado junto con él. El proyecto de la sala de degustación no estaba terminado; el bosque tenía todavía mucho trabajo pendiente para poder hacer de él un espacio recreativo como habían planeado; en la cava de “Lalo” aún resonaba su risa y su alegría, hacía tan poco que estaban celebrando juntos sus éxitos.
Myrna había participado desde siempre en el proyecto, con sus ideas, sus opiniones, su buen paladar que ayudaba a su marido a definir el punto exacto en que un vino estaba listo; era la mejor vendedora y su entusiasmo no cesaba nunca para apoyarlo en este sueño conjunto. De hecho, fue ella quien puso el sello característico a los vinos de Liceaga, cuando sugirió a su esposo no limitarse a producir vinos de enorme complejidad que no se adaptaban al paladar mexicano. Su idea, en manos del enólogo Juan Pedro Mendivil Alonso, rindió frutos. Muy pronto, las nuevas propuestas de Viña de Liceaga también fueron premiadas por su calidad, elegancia y sabor, continuando así la tradición que había impuesto Eduardo cuando su incomparable Gran Reserva, se ganara la distinción de ser considerado “El vino fino de México”.
Un paladar femenino en una industria masculina
De manera que, cuando Eduardo faltó, ella se armó de fuerzas para seguir adelante con su sueño compartido. En un medio como el de la producción del vino, tan masculino, tomó las riendas de Viña de Liceaga, terminó el proyecto arquitectónico, hizo del bosque de encinos un lugar idílico que hoy tiene una alta demanda para elegantes bodas y eventos corporativos, y sobretodo, siguió trabajando con el Enólogo Juan Pedro Mendivil Alonso, quien durante ya casi dos décadas es su aliado para producir los vinos más sofisticados de la región de los valles.
Un merlot añejado
El vino insignia de esta prestigiosa casa vinícola es su Gran Reserva. Una clásica mezcla 95% merlot, 5% cabernet, que representa lo que es Liceaga. Tras 24 meses en barrica, su resultado es majestuoso: en nariz, un equilibrado bouquet a ciruela y cerezas y un sabor a frutos maduros, son la prueba del carácter atrevido del sello Liceaga. ¿Quién dijo que un merlot no podía añejarse?
Así sabe un vino mexicano
También cuentan con un vino de carácter masculino, pensado en paladares jóvenes: el Melvin, inspirado en el hijo de Eduardo y de Myrna, con sus 6 meses en barrica de roble americano, que representa el mejor ejemplo del Cabernet Sauvignon con las características de la tierra del norte de México: es un tinto medio seco, con un tanino suave y un perfil completo. Limpio, con aromas complejos y especiado, sin perder la sedosidad propia del Cabernet Sauvignon. Así es como sabe un buen vino mexicano
Y está por supuesto el S de Liceaga, dedicado a Sofía, su hija. 80% merlot, 20% cabernet y 3 meses en barrica de roble americano de segundo uso, dan como resultado un vino más floral, más suave y sedoso, con una intensa carga de taninos jóvenes, que se toma con facilidad.
Esta es apenas una probadita del universo Liceaga que tendrás oportunidad de conocer en nuestra Cena de 7 Pecados-Gala Maridaje, diseñada por el legendario Chef Martín San Román, que tendrá lugar el sábado 4 de agosto, en Viña de Liceaga, San Antonio de las Minas, Ensenada.
Maridajes y sueños entrelazados
El sueño se construirá a tres manos: Tornazul-Liceaga-San Román.
¡Reserva ya! Te esperamos en ésta que será una noche mágica, llena de sabores, sensaciones y poesía gastronómica, que no te puedes perder. Y recuerda, ¡de estos pecados, no te arrepentirás!
Gala de 7 Pecados
Cena-Maridaje de 6 tiempos
US$140
RSVP
01-666-112-0211
01-666-156-5313