Es difícil hacerle un poema a tu cuerpo
que aún no conozco.
Y no obstante mi cuerpo reacciona
sólo de pensarte.
No he bailado en tus brazos un blues
bajo el cielo estrellado.
Ni siquiera he perdido el camino
besando tus labios.
No extraño tus manos trazando mil mapas
y cien coordenadas en toda mi espalda.
Jamás he sentido la marcha de guerra
recargando mi oído en tu pecho.
Olvídate entonces de oleajes marinos,
tormentas desnudas o eclipses en tándem.
De esos, no tengo recuerdos que añorar contigo.
Pero entonces, explícame,
¿por qué te extraño?